viernes, 15 de mayo de 2015


LESION DE LA MUSCULATURA ISQUIOTIBIAL

La musculatura isquiotibial es una de las partes del cuerpo más sometidas a esfuerzo en multitud de disciplinas deportivas. Entre los deportes de riesgo se encuentran aquellos en los que se  desarrollan movimientos de extensión en la articulación de la rodilla de manera muy rápida como el atletismo (sobre todo en pruebas de velocidad), el fútbol ó el rugby, así como en deportes donde se producen gestos deportivos que llevan a la musculatura isquiotibial a posiciones de máxima elongación, como las artes marciales, la danza, el esquí acuático etc.

La lesión de la musculatura isquiotibial puede suponer un verdadero calvario para el deportista debido a su alto índice de recaídas que algunos autores sitúan en torno al 34% en la liga de fútbol australiana ((Orchard and Seward, 2002). A este factor cabría sumar el coste económico que supone todo lo que envuelve a esta lesión (diagnóstico, rehabilitación, periodo de baja del deportista lesionado…).

Han sido muchas las investigaciones encaminadas a dictaminar los factores determinantes de la lesión de la musculatura isquiotibial. Éstas se han centrado en el estudio de las fuerzas actuantes sólo a nivel de la articulación de la  rodilla. 

Actualmente se está comenzando a considerar el papel de la cadera, ya que se cree que el control neuromuscular de la región lumbopélvica puede jugar un importante papel en la consecución de altas velocidades en el sprint ((Sugiura, Saito et al., 2008). De igual modo, en los últimos años se han venido diseñando programas de entrenamiento  excéntrico de la musculatura isquiotibial, mostrando una infuencia significativa en la reducción de lesiones de isquiotibiales en jugadores de fútbol ((Arnason, Sigurdsson et al., 2004).

Asimismo, en los últimos años han sido numerosos los estudios que han intentado explicar las razones del porqué de la incidencia de esta lesión, su rehabilitación, y más recientemente los métodos de prevención de las roturas de isquiotibiales en el deporte. 

lunes, 11 de mayo de 2015


SUPLEMENTACION CON NITRATOS, ULTIMAS PUBLICACIONES SOBRE ZUMO DE REMOLACHA.

Kinesis es un termino griego para designar el movimiento. Con la esperanza de favorecer, estimular y potenciar el movimiento de nuestro cuerpo empezamos nuestro blog sobre medicina deportiva y nutrición.

La nutrición es la materia prima que posibilita la conversión de energía química a energía cinética. Actúa sinérgicamente con el ejercicio para dirigir y orientar el desarrollo de nuestro cuerpo hacia nuestros objetivos. Es clave:
- en los procesos de recuperación para aprovechar la ventana metabólica.
- proveyendo de nutrientes necesarios para la correcta composición muscular.

Los últimos años han sido muy intensos en la investigación del papel de la nutrición como optimizador del entrenamiento y rendimiento. 

La industria de suplementos nutricionales es uno de los sectores económicos de mayor crecimiento según Forbes con un volumen aproximado de 32.000 millones €. Sin embargo los productos que se ofrecen al deportista no siempre están debidamente apoyados en evidencias científicas. No obstante, como en muchas áreas de la medicina, ya hay suficiente número de publicaciones científicas que revelan el papel ergogénico de muchos nutrientes.

El primer paso, por tanto, es el conocimiento científico debidamente contrastado de las ventajas de los diversos nutrientes para  posteriormente buscarlos en alimentos (preferentemente) o los suplementos.

Empezamos con los precursores del óxido nítrico (NO).



Caso 1: la remolacha.

El estudio del  óxido nítrico data de 1998 cuando se concedió el Premio Nobel de Medicina de manera conjunta a 3 científicos por desvelar su papel en nuestro organismo. 

Es un gas que nosotros mismos sintetizamos  y que tiene, entre otras, la función de dilatar los vasos sanguíneos y así regular la presión arterial. 

Desde al menos 2007 se lleva estudiando la influencia de los nitratos en el ejercicio físico como precursores del óxido nítrico. Algo después se comenzó a estudiar la influencia de alimentos ricos en nitratos como la remolacha. En este caso la producción de óxido nítrico es independiente de la ruta convencional a partir de Arginina.

Uno de los principales investigadores Andrew M. Jones ha publicado recientemente documentos que revisan los ensayos realizados hasta la fecha por lo que suponen un puesta al día este capítulo.

Los beneficios se obtienen a partir de 0,5L de zumo o 322 mg/día y conviene informar que las recomedaciones dietéticas de ingesta de nitratos están establecidas en 3,7mg/kg de peso (EFSA) por lo que 0,5L de zumo de remolacha suponen estar algo por encima de esta recomendación . La propia EFSA reconoce que un pequeño porcentaje de la población excede esos límites. El consenso es que es muy improbable que la suplementación con verduras sea perjudicial pero se recomienda no hacerla durante largos periodos sino en determinados momentos como antes de una competición.

El mayor beneficio consiste en un 5% menos de coste de oxígeno en ejercicio realizado por debajo de la capacidad máxima. Menor uso de la VO2 max. implica una mayor eficiencia del músculo que puede desempeñar el mismo trabajo con menos oxígeno, lo que conlleva niveles más bajos de producción de lactato, stress psicológico, calor y metabolitos que conducen a la fatiga, así como menor uso de fosfocreatina y glucógeno.


Los efectos se constatan 1-3 horas después de ingerir el zumo.

Los tipos de ejercicio para los que se recomienda son:
- ejercicio aeróbico.
- deportes con esfuerzos intermitentes.
- situaciones de hipoxia.
- deportes acuáticos.

Los estudios realizados no han encontrado contraindicaciones con dosis de 620mg/día durante 8 semanas.

Fuentes:
Andrew M. Jones, 

Influence of dietary nitrate on the physiological determinants of exercise performance: a critical review

Applied Physiology, Nutrition, and Metabolism, 2014, 39(9): 1019-1028, 10.1139/apnm-2014-0036

- EFSA
Nitrate in vegetables Scientific Opinion of the Panel on Contaminants in the Food chain
Question No EFSA-Q-2006-071
The EFSA Journal (2008) 689, 1-79